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Errores comunes en la crianza y cómo evitarlos

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La crianza está llena de dudas, consejos contradictorios y momentos en los que sentimos que no lo estamos haciendo “bien”. Lo cierto es que nadie nace sabiendo ser padre o madre. Cometer errores es parte del camino, pero reconocerlos y corregirlos puede marcar la diferencia en el bienestar de tu hijo y en la tranquilidad de la familia. Estos son cinco errores comunes en la crianza y cómo evitarlos de manera práctica.

 


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Convertir la comida en una batalla diaria

Uno de los errores más frecuentes es obligar al niño a comer, usar la comida como castigo o premio, o insistir hasta que termine todo lo del plato. Esta dinámica puede convertir la hora de comer en un campo de batalla y generar rechazo hacia ciertos alimentos. La alternativa es ofrecer variedad, presentar porciones pequeñas y confiar en que el niño sabe autorregular su apetito. Comer juntos, sin presiones ni pantallas, es la mejor forma de crear hábitos saludables.

 

Sobrecargar la agenda con actividades “para estimular”

Muchos padres creen que, para que sus hijos se desarrollen, deben apuntarlos a clases de música, natación, inglés y mil talleres más desde muy pequeños. Sin embargo, la sobreestimulación puede generar estrés y restar tiempo al juego libre, que es la mejor forma de aprendizaje en la infancia. El equilibrio es la clave: una o dos actividades que disfruten está bien, pero dejar espacio para que jueguen solos, inventen y descansen es aún más valioso.

 


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Usar las pantallas como niñera permanente

Las tablets y los móviles son muy tentadores para mantener a un niño tranquilo, pero un uso excesivo puede afectar su desarrollo social, su sueño y su capacidad de atención. No se trata de demonizarlas, sino de establecer límites claros: elegir contenido adecuado, ver juntos lo que consumen y evitar las pantallas antes de dormir o durante las comidas. Recuerda que los niños aprenden más de la interacción humana que de cualquier pantalla.

 

Olvidarse del autocuidado de los padres

Cuidar de un niño pequeño es demandante, y es fácil dejar en segundo plano tus propias necesidades. Sin embargo, un padre agotado, estresado y sin tiempo para sí mismo tendrá menos paciencia y energía para criar. El autocuidado no es egoísmo: dormir lo suficiente, alimentarte bien, pedir ayuda cuando lo necesites y reservar momentos de descanso te convierte en un mejor padre o madre. Cuando tú estás bien, tu hijo también lo nota.

 

Buscar la perfección a toda costa

Quizá el error más común es creer que debes hacerlo todo perfecto: tener la casa impecable, el niño vestido de revista y cumplir con todas las recomendaciones que lees. La verdad es que la perfección no existe en la crianza. Los niños no necesitan padres perfectos, sino padres presentes, amorosos y dispuestos a aprender. Equivocarte, pedir disculpas y reparar cuando cometes un error enseña más que fingir que todo está bajo control.

 

En conclusión: criar no es seguir un manual, sino aprender día a día con tu hijo. Evitar estas trampas comunes —la batalla por la comida, la sobreestimulación, las pantallas sin control, olvidarte de ti mismo y la búsqueda de perfección— te permitirá vivir la crianza con más calma y autenticidad. Recuerda: la infancia es un viaje compartido, y el amor y la coherencia pesan mucho más que los errores ocasionales.

 
 
 

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